Todos, alguna vez, hemos padecido esos debates
inapelables que una dama, con acopio de interjecciones y de anacolutos jura que
la palabra luna es más (o menos) expresiva que la palabra moon. Fuera de la
evidente observación de que el monosílabo moon es tal vez más apto para
representar un objeto muy simple que la palabra bisilábica luna, nada es
posible contribuir a tales debates; descontadas las palabras descompuestas y las derivaciones, todos los idiomas del
mundo(…)son igualmente inexpresivos. No hay edición de la Gramática de la Real
Academia que no pondere "el envidiado tesoro de voces pintorescas, felices
y expresivas de la riquísima lengua española", pero se trata de una mera
jactancia, sin corroboración. Por lo pronto, esa misma Real Academia elabora
cada tantos años un diccionario, que define las voces del español...En el
idioma universal que ideó Wilkins al promediar el siglo XVll, cada palabra se
define a sí misma. Descartes, en una epístola fechada en noviembre de 1629, ya
había anotado que mediante el sistema decimal de numeración, podemos aprender en un solo día a nombrar
todas las cantidades hasta el infinito y a escribirlas en un idioma nuevo que
es el de los guarismos; también había propuesto la formación de un idioma
análogo, general, que organizara y abarcara todos los pensamientos humanos.
John Wilkins, hacia 1664, acometió esa empresa.
Dividió
el universo en cuarenta categorías o géneros, subdivisibles luego en
diferencias, subdivisibles a su vez en especies. Asignó a cada género su monosílabo de dos letras; a cada diferencia, una consonante; a cada especie,
una vocal. Por ejemplo: de, quiere decir elemento; deb, el primero de los
elementos, el fuego; deba, una porción del elemento del fuego, una llama.(…)
He registrado las
arbitrariedades de Wilkins (…)notoriamente no hay clasificación del universo
que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa
es el universo.(...) Cabe ir más lejos; cabe sospechar que no hay universo en el sentido
orgánico, unificador, que tiene esa ambiciosa palabra. Si lo hay, falta
conjeturar su propósito; falta conjeturar las palabras, las definiciones, las
etimologías, las sinonimias, del secreto diccionario de Dios(…)
Esperanzas y utopías aparte, acaso lo más lúcido
que sobre el lenguaje se ha escrito son estas palabras de Chesterton: ´´El
hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y
más anónimos que los colores de una selva otoñal...cree, sin embargo, que esos
tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión
por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior
de un bolsista salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la
memoria y todas las agonías del anhelo.´´
Borges,Jorge Luis en "El idioma analítico de John Wilkins”
Definitivamente escribe bien. Maldito Borges y su erudición. Besoooos
ResponderEliminarSólo Borges puede fascinar en sus explicaciones sobre la lengua.
ResponderEliminarBesos
Chesterton es un tipo a seguir
ResponderEliminar(Y lo que dijo lo puedo usar para explicar la cantidad y la calidad de mis posteos :P)
En cierto sentido, sí. Me arrojé del vehículo y rodé por el pavimento. Miré atrás, arriba, adelante, abajo. Así, alternadamente y a toda velocidad.
ResponderEliminar¡Sí, hacía mucho que no pasabas por allá!
¡Me alegro de que hayas vuelto!
Siempre es un gusto leerte.
Abrazo y gracias por pasar.
Gastmun y mientrasleo: Borges es Borges...no hay nada más que agregar.
ResponderEliminarMr. Popo: jaajj ¿muchos gruñidos y chillidos? ¡Como en todos!
Guille: ¡No me lo ignore a Borges!