Triste
quise ingresar a este rinconcito a lunares para escribir sobre alguien muy importante en mi infancia. Pero, después de varios intentos y tras recibir el cartel que
rezaba algo similar a “Usted ha cerrado sesión desde otro sitio”, abandoné la
idea y me acurruqué junto a los libros llenos de magia de aquella autora. La
letra temblorosa de la solapa y las dedicatorias de quien me los regalaba
trajeron a la memoria gratos momentos. Sin embargo, las horas pasaron y con
ellas llegaron las obligaciones diarias.
El
sábado recordé el cartelito que me impedía el ingreso a este sitio y empecé a
insistir. Usuario. Contraseña. Usuario. Contraseña. Usuario. Contraseña. “Redireccionando”.
“Redireccionando”. “Redireccionando”. El mismo cartelito. El mismo cartelito.
El mismo cartelito. Sin entender qué pasaba y con la locura de reconocer que ni
siquiera podía comentar como “anónima”, me alteré. Porque, obviamente, con mis
ideas catastróficas, me convencí de que mi blog había sido víctima de un pirata
informático que se iba a dedicar a publicar con mi nombre lunar: pornografía o
lo que era peor paidofilia. Mi
dramatismo se intensificó cuando logré entrar a la parte llamada “Fuentes de
tráfico” y el cartelito bendito me dio el tiempo necesario para leer los
nombres de las supuestas páginas. Todas patéticas. Gracias a una pequeña
investigación descubrí que forman el llamado spam.
Desde
Gmail, un poco loca, le mandé, ingresando a una vieja conversación, un mensaje
a Dan para preguntarle si estaba todo normal por aquí y si sabía qué era lo que
sucedía. Mientras, cambiaba contraseñas y hacía todo lo necesario para evitar
que quien supuestamente estaba siendo dueño del blog ,no siguiera con su plan
(¿Tengo mucha novela encima, no?)
Definitivamente, más tarde, le comenté a mi
hermana la situación y me dijo “¿Entraste desde otro navegador?” (¡Similar fue la respuesta de Dan! )
Claramente me ahogué en un vaso de agua porque como verán pude entrar desde otro navegador y comprobar que aparentemente,
cierto virus –o no sé qué- tiene enfermito al que yo siempre usaba para llegar
acá.
Bien…
si alguien lee hasta acá, se preguntará por qué titulé a la entrada “Crecer”. Mi
respuesta, un tanto enmarañada, podría ser la siguiente: Así como, hace un
tiempo, camino hacia mi primer día
laboral me crucé con quien había sido mi pediatra (la infancia me saludaba desde un guardapolvo
blanco cuando empezaba una etapa como “adulta”) , el viernes y el sábado,
cuando fue inevitable no recordar tantas noches de desvelo junto a los Queridos monstruos, tanto Socorro
susurrado, varias Corazonadas en
La edad del pavo… y agradeciera
a Elsa Bornemann porque con sus historias inicié el mágico camino de la lectura,
nuevamente, las posibilidades del mundo real: el de hoy, el de los peligros (a
pesar de que este haya sido inconsistente), las imágenes groseras y los pensamientos
contaminados (para nada inocentes) me vuelven
a colocar entre lo que fui y lo que soy. Aunque me considere un
anacronismo, en algunas cosas, ya no soy la misma.
ah!
ResponderEliminarla magia de los libros...
que maravillas.
seguro que no te pedían clave...
No, no pedían (ni piden) clave.
EliminarTengo un subtitulo para esta entrada: "Alicia en el país de los virus informáticos" :)
ResponderEliminar¡Sí! Muy acertadooo
EliminarCierto, últimamente noto algunas dificultades a la hora de ingresar a blogger desde el mismo crhone, pero bueno, imagino que serán cosas de la vida (porque si no imagino algo tengo que salir a matar gente, otra vez, y van...)
ResponderEliminarSaludos!
J.
Pero...¡ Qué violencia!
EliminarCrecer es bonito a pesar de todo, aunque muchos tengamos el virus de Peter Pan un poco inoculado...
ResponderEliminarSuerte que podemos seguir leyéndote, y sólo quedó en un susto!!
Un beso desde el Taller :)
Si Peter Pan viniera a buscarnos una noche azul...que nos sorprenda a oscuras, por favor que no dé la luz... ♪♫
Eliminargracias por la belleza de tus palabras y tu corazón!!!
ResponderEliminarabrazos y besos
¡Gracias a vos, Matías, por leer y comentar!
EliminarElsa fué (como para tantos) una mirada fugaz al mundo de los adultos pero desde la mirada de un niño. Me acompañó en momentos complicados de mi niñez por problemas familiares así como en las alegrías. Le agradezco siempre a mi vieja que nos haya inculcado a nosotros, sus hijos, el amor por la lectura. Un beso, Lunática!
ResponderEliminar"Una mirada fugaz al mundo de los adultos pero desde la mirada de un niño." ¡Tal cual, Gabrielli!
EliminarY sí, siempre debemos agradecer a quien nos haya incentivado o nos haya acercado a la lectura, acto de creación permanente.
¡Qué genial que era Socorro de Elsa Bornemann! Casi casi que algunos cuentos podían ser para público adulto. Recuerdo las sensaciones espantosamente lindas que me provocaron el cuento de las manos enigmáticas que aferran las de las tres chicas en la oscuridad, y el de... ¿los Muyins? sin cara.
ResponderEliminarRespecto a lo que te pasó de no poder entrar a tu blog, una vez me pasó algo así. Encima, entraba y me redireccionaba a una página religiosa. Como escribo cosas de la Biblia, por un momento llegué a maquinar que unos hackers del Opus Dei me habían secuestrado la cuenta, o algo por el estilo.
Jajajaja, me hiciste reir, Guille con lo del Opus Dei...pero como la realidad siempre supera a la ficción uno piensa a lo grande.
EliminarSocorro X recuerdo habérmelo devoradooo, metidita en la cama, tapada hasta la cabeza y con el velador debajo de la frazada.