Y
allí están los gigantes. Sé que cuando me acerque mi Sancho interior dirá que
son molinos de viento, pero, no, los
veré con enormes brazos y ganas ansiosas de poseerme. El viento soplará, las
aspas de los molinos se moverán y yo, tan indefensa, sacaré mi lanza de
palabras para enfrentarlos con sinestesias. Sin embargo mis términos
desordenados tratarán de articular relatos, que frente a los gigantes perderán
validez, consistencia, y razón. Por si acaso me iré.
A la
luz del día:
Y
allí están los molinos de viento. Sé que cuando me acerque mi Quijote interior
rezará alguna nueva aventura sin embargo no, no la aceptaré, me aferraré a la
imagen visual. El viento soplará y la luz del sol bañará sus aspas movedizas
mientras una razón llena de oxímoron guiará mis pasos. Por si acaso me iré.