sábado, 27 de agosto de 2011

Brujas

 Hace unos días iba caminando por el centro, despreocupada, y sin pensar demasiado a dónde me dirigía. No estaba apurada pero la maroma de gente me llevaba a un paso ligero. En una esquina una viejita que iba delante de mí, a una distancia prudente, se dio vuelta y levantando un dedo amenazador me dijo algo a los gritos y con el ceño fruncido. Me sorprendió la actitud y no tuve reacción. No entendí sus palabras. Yo no estaba haciéndole nada, ni siquiera estaba muy cerca de ella. ¡Me asusté! Y ahora recordando su frente arrugada y sus ojos saltones pienso...
¿Me tiró una maldición? Y dentro de pocos días esto va a ser el único testimonio escrito (pero que nadie va a descubrir)  ¿¿sobre el motivo de mi repentina muerte??
¿Me advirtió sobre la baldosa floja que podía pisar y mojarme? Porque la empleada del local de ropa “pipí” estaba baldeando ¿con agua y lavandina?
¿Me pidió desesperadamente ayuda en su idioma?
¿Sintió que la estaba siguiendo? ¿Estaba escapando del loquero? ¿Me confundió con su nieta maleducada que no saluda?
 Ahora recuerdo algo…Cuando yo tenía entre 8 y 10 años estaba obsesionada con las brujas después de leer, justamente, Las brujas  de Roald Dahl, siendo un material de consulta permanente la nota preliminar titulada “Una nota sobre las brujas” o el capítulo  “Cómo reconocer a una bruja”. No quiero admitirlo, pero me acordé de este libro a partir de este hecho y ahora que ya lo encontré voy a transcribir algunos párrafos (las hojas están ajadas y con tintes amarillentos):
“Las brujas de verdad visten ropa normal y tienen un aspecto muy parecido al de las mujeres…No olvides que las brujas tienen magia en los dedos y un poder  diabólico en la sangre…Aunque tú no lo sepas, puede que en la casa de al lado viva una bruja…o quizá lo fuera la mujer de los ojos brillantes que se sentó enfrente de ti en el autobús…”
“Una bruja de verdad lleva siempre peluca para ocultar su calvicie…”
“Una bruja de verdad tiene un olfato realmente asombroso…”
“Los ojos de una bruja de verdad son diferentes…Mírala en el centro de cada ojo…el puntito negro cambiará de color…”
“Las brujas nunca tienen dedos en los pies…Su saliva es azul”.

 Ya entendí. La anciana con sus gritos y su cara desencajada  hizo algo por mí. Me conectó con la inocencia y la ingenuidad de aquella nena que con letra temblorosa escribió mi nombre en la primera hoja del libro,  aquel que ahora está frente a  mí, con  las puntas hacia dentro y las hojas amarillas.

viernes, 19 de agosto de 2011

Distraída - 2

Inmediatamente me di vuelta deseando que no sea el compañero S (¿Me va a venir a buscar ? ¡Tengo mucha novela encima!)Era una de mis profesoras ¡Sí! Ella estaba ahí parada con sus taquitos, su trajecito y su inmenso maletín. Cuando la vi, la saludé cordialmente. Y me culpé internamente por no haberla descubierto antes, ya que su perfume es  muy invasivo e inconfundible. (Sus saberes intachables se enaltecen con el trato que tiene con los alumnos)
 Después del saludo me dijo:- Le quería consultar si va a rendir mi materia en las próximas fechas. Porque no voy a estar presente, estará otro profesor en mi lugar. Lo comenté la última clase pero usted faltó.
 ¡Está en todo!- pensé- y le contesté:-No. Su materia necesita mucho tiempo de estudio, es muy extensa. Gracias por preocuparse…
 Automáticamente después de mi respuesta, como si todo estuviera planeado llegó su colectivo. Me saludó y se fue.
 Los quince minutos restantes fueron de espera. La línea Este brillaba por su ausencia, y mis monedas de veinticinco centavos musicalizaban el momento.

martes, 9 de agosto de 2011

Distraída -1

  Después de hablar del clima, de la mujer que se rascaba desesperadamente la cabeza en el banquito de al lado y de hacernos preguntas tontas para descubrir las respuestas a partir de los colores de los Rocklets, él comenzó con un monólogo. Todo lo que decía me parecía confuso y excesivo. Sin embargo sabía que tanta charla absurda no era adrede y más tarde descubrí el estado de distracción  en el que me encontraba.
 Cuando terminó de hablar mi miró como esperando una respuesta. Las últimas palabras me marearon.  Se acercó una compañera  que a modo de broma echó  diciendo “¡nunca nos dejan solos a nosotros!”. Apoyó su mano en mi pierna y dijo:
-El sábado te mandé un texto ¿no te llegó?
yo: (Al escuchar “texto” por la relación  entre ambos, pensé en alguna  narración, pero con la pregunta entendí a lo que apuntó y tontamente contesté) - Debe estar dando vueltas por el ciber espacio de los mensajes de las personas sin celular. Al final no lo arreglé. Sigue apagado.
Compañero S:- Ah…yo te había mandado el nombre de una obra de teatro. A la que quiero ir con vos.
 Empecé a entender. Me dijo que todavía las tenía. Me invitó a su casa. Me sentí incómoda, su actitud había cambiado completamente. No quiero decir que se hacía el seductor pero su mirada de pronto me molestaba. Con una excusa ridícula me levanté, lo saludé y comencé a caminar hacia calle 7. Llegué a la parada del micro. Después de un rato escuché un “chist chist” acompañado de un golpeteo en el hombro…

miércoles, 3 de agosto de 2011

Mano a cabeza, a la cintura, un pie adelante y el otro atrás…♫♪♪

  
El mismo que días atrás gritaba con voz carrasposa de fumador “vení mamita…” mientras se empolvaba la cara y se sumergía en una túnica blanca para comenzar con sus poses de estatua viviente, hoy simulando unos movimientos angelicales acercó su mano con una pequeña estrellita a mi cara y dijo “Tomá Rulos, para que tengas mucho amor”.Pero no quise tomar su mísera estrellita, porque no pensaba dejarle dinero. Al verlo, recordé las tardes en las que pasaba con paso ligerito  junto a mis amigas –allá por el 2000 - por su habitual rincón del  centro tratando de evitar la escucha de semejantes barbaridades, que se volvían molestas frente a  nosotras tan niñas de séptimo grado. Entonces, después de su “Tomá Rulos…” le dije delicadamente: “No, gracias” (seguramente con una tremenda cara de cul#) a lo que respondió:”Ojalá tengas buen sexo”. Seguí caminando riéndome…en el 2000 eras un alzado, hace unos días te escuché similar, hoy ¿de qué me tildaste? No quiero escucharte decir nada la próxima vez que te encuentre por el centro, pseudoestatua.
 A la vuelta pasé por la vereda de enfrente y observé a las personas que después de la frase “para que tengas mucho amor” extienden rápidamente su mano y no le tiran ni una monedita. ¡Vamos! ¿Ustedes, transeúntes, creen que mejorará su situación amorosa porque es el pseudodeseo de la falsa obra de escultura?