- Estaba feliz en una relación con un chico divino.
Disfrutábamos de unas vacaciones en un hotel donde había varios familiares y
amigas mías. Y de pronto, nos quedábamos solos en una habitación rara con
varias escaleras, él me abrazaba y yo me sentía chiquita sobre su pecho, nos
besábamos y se convertía en otra persona, en una piba que durante toda la
infancia me traumó. Yo me alejaba, asustada, asqueada y ella/él, a mitad de mutación,
se reía de mí.
-Susana Giménez visita el barrio. No soporto
la locura de la gente pero me acerco a la Iglesia donde va a realizar su acto (sí,
en una Iglesia). Llego y están ocupados todos los asientos, todos los
costados…Una multitud se agolpa cerca del altar. El sacerdote tiene cara de
resignación. Unas monjitas dicen “La Su
tenía que venir para que esto se llenara”. Salgo expulsada por la cantidad
de personas y veo a la estrella, a quien todos esperan en la parroquia, en la parada del colectivo, con una capelina
blanca y anteojos negros, desesperada por huir. Me acerco. Me pregunta qué
micro se puede tomar. Pienso en una amiga quien es fanática de ella. Le
respondo, un tanto confundida. Susana se toma el que va hasta el centro y me
saluda desde la ventanilla. La gente empieza a abandonar la Iglesia, uno la ve
y empieza a perseguir el colectivo. Mi amiga me reprocha la actitud.
- Un chico me seguía por la calle. Asustada
elegía quedarme en una parada de micros. El chico se quedaba cerca de mí. La
gente se alejaba en el colectivo indicado. Él me daba charla. Me quería robar
la campera de cuero. Yo, de pronto, me sentía atraída por él. No sabía cómo
manejar la situación. Le daba la campera, él se iba contento y yo me quedaba
con ganas de algo más.
- Me despierto y descubro que me quedé
dormida. Voy, desesperada, al baño. Empiezo a escupir dientes. Sonrío, con una
carcajada poco cuerda y me veo los grandes espacios frente al espejo.Cierro la boca. Mi lengua se entretiene con los "agujeros".
-“Tenés
19, no importa,ya fue” Camino de la mano con un chico que, en el pasado, fue mi alumno.
Por el trato parece un noviazgo. No me reconozco en ninguno de los ideales que
comento en esa extensa caminata con él. Focalizo mucho mi mirada en sus ojos
celestes y sobre todo, en su barba rubia.
-Estoy
cansada de subir la escalera. Nunca termina y es tan raro todo. Parece que está
en el aire. A los costados, otras escaleras vacías, decoran pero, al contrario
de la que piso, no llevan a nada. Me despierto. Me duermo y sigo subiendo esa
calera sin fin.
-Hablo con un hombre mayor, de ojos tristes y cristalinos, en una habitación
que sólo tiene dos sillas, las nuestras, y una puerta marrón. Por momentos
siento que estamos encerrados, pero no parece importarme, estamos hablando tan
bien y él cuenta cosas tan interesantes, las cuales no recuerdo, que apoyo la
espalda en el respaldo de madera y me relajo.
- Era un personaje de La invención de
Morel. No recuerdo exactamente quién era yo, supongo que una más del
montón... Lo que sí sé es que me desperté diciendo frases que, con el correr de
la mañana, olvidé y a pesar de que desayuné posando mis ojos sobre el libro, no
las encontré.
- Tengo los dientes tan torcidos y se mueven tanto que al momento de hablar sólo puedo repetir “fuufuuufuuf” con un dolor punzante en toda la boca debido al
entrecruzamiento de piezas dentales.
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* El porqué: Escribí en esta entrada, a fuerza
de rápidos recuerdos, algunos sueños del 2014 y dos de 2015.Los tenía bien
escritos y con lujos de detalles, en una libretita cuya función únicamente era
para registrarlos… pero desapareció. Años anteriores me pasó lo mismo con
archivos de Word. Los que conté por este medio, no desaparecieron, así que, acá
quedan estos “nuevos”. Obviamente algunos tienen significado simbólico a favor
o en contra de lo vivido y otros los siento tan ajenos, que, simplemente, me
asustan.
Quedan escritos, sueños, sean libres. No hablen tan mal de mí.