martes, 3 de marzo de 2015

Rápido registro onírico *

- Estaba feliz en una relación con un chico divino. Disfrutábamos de unas vacaciones en un hotel donde había varios familiares y amigas mías. Y de pronto, nos quedábamos solos en una habitación rara con varias escaleras, él me abrazaba y yo me sentía chiquita sobre su pecho, nos besábamos y se convertía en otra persona, en una piba que durante toda la infancia me traumó. Yo me alejaba, asustada, asqueada y ella/él, a mitad de mutación, se reía de mí.

-Susana Giménez visita el barrio. No soporto la locura de la gente pero me acerco a la Iglesia donde va a realizar su acto (sí, en una Iglesia). Llego y están ocupados todos los asientos, todos los costados…Una multitud se agolpa cerca del altar. El sacerdote tiene cara de resignación. Unas monjitas dicen “La Su tenía que venir para que esto se llenara”. Salgo expulsada por la cantidad de personas y veo a la estrella, a quien todos esperan en la parroquia,  en la parada del colectivo, con una capelina blanca y anteojos negros, desesperada por huir. Me acerco. Me pregunta qué micro se puede tomar. Pienso en una amiga quien es fanática de ella. Le respondo, un tanto confundida. Susana se toma el que va hasta el centro y me saluda desde la ventanilla. La gente empieza a abandonar la Iglesia, uno la ve y empieza a perseguir el colectivo. Mi amiga me reprocha la actitud.

- Un chico me seguía por la calle. Asustada elegía quedarme en una parada de micros. El chico se quedaba cerca de mí. La gente se alejaba en el colectivo indicado. Él me daba charla. Me quería robar la campera de cuero. Yo, de pronto, me sentía atraída por él. No sabía cómo manejar la situación. Le daba la campera, él se iba contento y yo me quedaba con ganas de algo más.

- Me despierto y descubro que me quedé dormida. Voy, desesperada, al baño. Empiezo a escupir dientes. Sonrío, con una carcajada poco cuerda y me veo los grandes espacios frente al espejo.Cierro la boca. Mi lengua se entretiene con los "agujeros".

-Tenés 19, no importa,ya fue” Camino de la mano con un chico que, en el pasado, fue mi alumno. Por el trato parece un noviazgo. No me reconozco en ninguno de los ideales que comento en esa extensa caminata con él. Focalizo mucho mi mirada en sus ojos celestes y  sobre todo, en su barba rubia. 

-Estoy cansada de subir la escalera. Nunca termina y es tan raro todo. Parece que está en el aire. A los costados, otras escaleras vacías, decoran pero, al contrario de la que piso, no llevan a nada. Me despierto. Me duermo y sigo subiendo esa calera sin fin.

-Hablo con un hombre mayor, de ojos tristes y cristalinos, en una habitación que sólo tiene dos sillas, las nuestras, y una puerta marrón. Por momentos siento que estamos encerrados, pero no parece importarme, estamos hablando tan bien y él cuenta cosas tan interesantes, las cuales no recuerdo, que apoyo la espalda en el respaldo de madera y me relajo.

- Era un personaje de La invención de Morel. No recuerdo exactamente quién era yo, supongo que una más del montón... Lo que sí sé es que me desperté diciendo frases que, con el correr de la mañana, olvidé y a pesar de que desayuné posando mis ojos sobre el libro, no las encontré.


- Tengo los dientes tan torcidos y se mueven tanto que al momento de hablar sólo puedo repetir “fuufuuufuuf” con un dolor punzante en toda la boca debido al entrecruzamiento de piezas dentales.

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* El porqué: Escribí en esta entrada, a fuerza de rápidos recuerdos, algunos sueños del 2014 y dos de 2015.Los tenía bien escritos y con lujos de detalles, en una libretita cuya función únicamente era para registrarlos… pero desapareció. Años anteriores me pasó lo mismo con archivos de Word. Los que conté por este medio, no desaparecieron, así que, acá quedan estos “nuevos”. Obviamente algunos tienen significado simbólico a favor o en contra de lo vivido y otros los siento tan ajenos, que, simplemente, me asustan.

Quedan escritos, sueños, sean libres. No hablen tan mal de mí.