“En un pueblo de Escocia venden libros con una
página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en
esa página al dar las tres de la tarde, muere.”(J.C.)
Me opuse a abrirlo en el micro. No hice el clásico hojeo, me
resistí a manosearlo antes de lavarme las manos, sacarme los zapatos y
prepararme un té… ¡paf!
Volví a la librería, como loca que se desgarra el piyama, al
encontrar que la mitad del libro estaba en blanco.
En una ciudad de Argentina venden libros con la mitad de las hojas
en blanco. Si un lector las encuentra después de adquirirlo, saldrá a la calle
en pantuflas de garras.