No aguanto más. En el laberinto de posibles encuentros
me choco con todos aquellos que en otra ocasión debería saludar pero necesito
seguir caminando ya que una
parada podría plasmar un lago en semejante
senda de mármol. Debo desviar mis pensamientos que continuamente me
brindan imágenes de retretes danzantes y
manantiales celestiales sin
embargo con la escucha del alegre lacayo
que limpia la empalizada del castillo es
imposible, ya que logra recrear constantemente mi ferviente deseo a través de su conducto acuoso. Falta poco. Al
pasar por el espejo sonrío adelantándome a la pronta satisfacción. Llego,
cierro la puerta, observo con detenimiento el cubículo, escucho los aullidos
lejanos del dragón, temo, sé que alguien se acerca. No puedo. La próxima no beberé la pócima tan rápido.
Encantada I - Encantada II